The Catechetical Review - Communicating Christ for a New Evangelization

El programa de estudios desde la cosmovisión católica

Authored by R. Jared Staudt in Issue #6.1 of Catechetical Review

Podemos tomar por supuesto el hecho de que la Iglesia Católica opere un gran número de escuelas alrededor del mundo. Es claro que la Iglesia debe de ofrecer educación religiosa, pero, ¿por qué la Iglesia enseña matemáticas, educación física, ciencias, literatura e historia? ¿No sería más fácil que la Iglesia enfocara más estrechamente lo sobrenatural? ¿Para qué enseña también sobre el mundo material y cómo leer y escribir? En el Gran Mandato, Jesús mandó a sus Apóstoles a que hicieran discípulos (mathetes en griego y discipli en latín –ambas palabras se refieren a los estudiantes) y que les enseñaran (Mt 28,19.20). Jesús, el Verbo de Dios, por Quien el universo fue hecho, estableció una Iglesia que desde el principio acogió a la instrucción sobre la naturaleza de la realidad en su totalidad.

Las humanidades y la cosmovisión católica

La Iglesia acogió a las humanidades para ayudarles a sus miembros, en particular a los religiosos, a comprender y a contemplar la Palabra de Dios, y también para poder hablar y escribir de modo efectivo para poder compartir este conocimiento. Desde la enseñanza de las siete disciplinas de las humanidades en las escuelas de las catedrales y monasterios, las universidades fueron formadas para enseñar filosofía y tres carreras terminales en teología, derecho y medicina. La misión de salvación de la Iglesia creció para incluir la formación completa de la persona, uniendo la fe y la razón en la misión común de buscar cómo vivir en el mundo y ordenar todas las cosas a la gloria de Dios.

La educación católica, recurriendo tanto a lo natural como lo sobrenatural, ofrece una visión completa de la vida: una cosmovisión católica. La cosmovisión, en un sentido sencillo, describe cómo vemos a la realidad y formamos a nuestros estudiantes para que ellos la comprendan y habiten en ella. La enseñanza con una robusta visión católica acoge a la persona en su totalidad: cuerpo, emociones, mente y voluntad. La persona humana, como un ser sacramental (es decir, una unidad de cuerpo y alma), requiere el desarrollo de su potencial en todas sus dimensiones: la fortaleza y la salud del cuerpo; el control sobre las emociones de acuerdo con el bien; la conformidad de la mente con la realidad y el desarrollo de hábitos mentales que permitan que uno comprenda y se exprese claramente; el desarrollo de las virtudes de la voluntad que conducirán a la felicidad; y el encuentro con el Dios vivo que da vida a nuestra alma y permite vivir una vida de santidad.

La escuela católica no puede simplemente ofrecer la misma instrucción que la de la educación pública, agregando posteriormente la educación religiosa y la Santa Misa al programa de estudios. Cada materia tiene que ser enseñada de modo distintivo, reflejando la unidad del conocimiento, con una fuente común en Dios – Su creación y Revelación – y ordenada a la sabiduría que comunica el fin último de todas las cosas. Una escuela católica aborda cada materia con las dos alas – la de la fe y la de la razón, a sabiendas que cada verdad conforma a nuestra mente a la Mente de Dios. Simone Weil afirma que cada verdad “es la imagen de algo precioso. Siendo un fragmento pequeño de una verdad particular, es una imagen pura de la Verdad única, eterna y viva que érase una vez declaró con voz humana, ‘Yo soy la verdad.’ Cada ejercicio de la escuela, pensado de esta forma, es como un sacramento.”

The rest of this online article is available for current subscribers.

Start your subscription today!


This article is from The Catechetical Review (Online Edition ISSN 2379-6324) and may be copied for catechetical purposes only. It may not be reprinted in another published work without the permission of The Catechetical Review by contacting [email protected]

Articles from the Most Recent Issue

Editor's Reflections— The Gift of the Jubilee Year
By Dr. James Pauley
Free It was a predictably hot August day. We stood, tightly packed and shoulder-to-shoulder, in the blazing afternoon sun in the square outside the Basilica of St. Peter in Vatican City. It was the Great Jubilee year 2000, and I had helped lead a group of young people to World Youth Day. It was the largest gathering ever in St. Peter’s Square, which... Read more
Jesus and the Jubilee: Reflections for the Jubilee Year 2025
By Dr. John Bergsma
Free On May 9, 2024, Pope Francis announced to the world that the following year, 2025, would be a Jubilee Year for the Catholic Church worldwide. The Jubilee Year would begin on Christmas Eve, December 24, 2024, and last until Epiphany, January 6, 2026. This holy year would be marked by special liturgical celebrations, greater availability of the... Read more
Pilgrims of Hope
By Joan Watson
One of the hallmarks of a Jubilee Year is a pilgrimage to the tombs of Saints Peter and Paul in Rome. But what is a pilgrimage? It is harder to define than one might think. Throughout history, men, women, and children have traveled for a variety of reasons, often for motivations other than simple relocation or practical needs. We can see a type of... Read more

Pages