En este Año del Sacerdote, este artículo examina la importancia de la oración Eucarística en la catequesis. Esta es una oración única porque solo el sacerdote puede recitar esta oración, más sin embargo, la oración nos involucra a todos. Cuando el sacerdote recita la oración, todo el Pueblo de Dios es incluido en esta oración y hace acciones santas extraordinarias. En la parte central de la Misa, recordamos a Jesús que murió por nosotros y nos volvemos parte de su sacrificio.
El modo usual para presentar a la Eucaristía y la Iglesia es decir que es la Iglesia que hace la Eucaristía. Pero en su encíclica sobre la Eucaristía y la Iglesia, Ecclesia de Eucharistia, Juan Pablo II señaló que también podemos decir que la Eucaristía hace la Iglesia. Quisiera bosquejar algunas de las implicaciones importantes contenidas en esta antigua fórmula para a catequesis. En la primera parte de este artículo, enfocaremos el memorial, y en la segunda parte el sacrificio, siguiendo las palabras de la Segunda Oración Eucarística: ‘Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.’
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