Iniciamos con una nueva serie sobre cómo catequizar acerca de los milagros de Jesús.
Comencemos con algunos comentarios generales ya que en nuestro clima actual se han suscitado preguntas serias acerca de la historicidad de los milagros en los Evangelios, y de la naturaleza misma y la posibilidad de los milagros.
La cuestión de la historicidad de los Milagros de Jesús fue destacado recientemente en la publicación de El Evangelio según Judas: por Benjamín Iscariote, de Jeffrey Archer y Frank Moloney. El último es un erudito bíblico católico. Cuando salió a la luz pública esta publicación, Moloney comentó en una entrevista que la mayoría de los eruditos bíblicos hoy en día están de acuerdo en que Jesús no hizo ninguno de los milagros de la naturaleza. Los milagros de la naturaleza incluyen, supongamos, la tempestad calmada, el caminar sobre las aguas, la multiplicación del pan y de los peces para dar de comer a los cinco mil y la conversión del agua en vino en Caná. Aparte de tales expresiones de la perspectiva, supuestamente, de los eruditos, existe una buena dosis de escepticismo acerca de los milagros al nivel popular. La cultura predominante es ser escéptico acerca de todo lo que no parece ser susceptible a la verificación científica: tanto la opinión erudita como la cultura popular son una manifestación de la misma mentalidad ideológica del positivismo. Este es el legado ininterrumpido de la Ilustración con su negación de la posibilidad de la intervención divina en el mundo.
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