Catequesis sobre los Milagros de Jesús
Monseñor Paul Watson propone que debemos catequizar acerca de dos eventos de la “nueva creación”, los cuales son relacionados con Elías.
El lector puede quedarse un poco perplejo por la decisión de unir los dos incidentes de la Transfiguración (Lucas 9, 28 – 36 y sus paralelos) y la resurrección del hijo de la viuda de Naím (Lc 7, 11 – 17). Hay dos razones para esta decisión. En primer lugar, los milagros son lo que C.S. Lewis hubiera clasificado como los milagros de la “nueva creación”; y, en segundo lugar, los eventos son vinculados a través de la referencia a Elías.
En artículos previos, hemos considerado dos milagros de la “creación antigua” – esto es, los milagros en los que Jesús actúa de una manera en la que Dios actúa siempre en la Naturaleza – el convertir agua en vino o transformar el trigo o los pescados en una abundancia. Dichas acciones revelan la dependencia de la naturaleza en Dios y son ejemplos de un principio más fundamental: que un orden de ser mayor entra en el terreno de un orden de ser menor, dando a ese orden de ser un significado y propósito específicos.
Un milagro de la “nueva creación” es bastante diferente. En dichos milagros, Dios está revelando un nuevo propósito y un nuevo orden de realidad. Para C.S. Lewis, el milagro primario de la “nueva creación” es la Resurrección – por el que Dios ha construido una nueva forma de existencia para la humanidad y que es primariamente manifestada a la humanidad por el Hijo de Dios encarnado. En el segundo volumen de su obra, Jesús de Nazaret, el Papa Benedicto habla de la Resurrección como un “salto ontológico” o como un “salto evolutivo” – un modo completamente nuevo y sin precedentes. Al revelar este nuevo modo de existencia, Dios está también revelando el destino último de la raza humana.
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